5 La actual etapa mundial de Rebaño

La característica más sobresaliente de las distintas culturas existentes sobre la Tierra es que todas ellas se encuentran actualmente en su Etapa de Rebaño. Esta sincronización es algo que ocurre por vez primera, al menos dentro de los escasos milenios que abarca la historia comúnmente conocida. Inmersos en la mentalidad y en la conducta propia del Rebaño, muy pocos seres llegan a cobrar conciencia de que es precisamente del hecho de que hayamos llegado a una etapa mundial de Rebaño de donde se deriva la mayor parte de los problemas que actualmente aquejan no sólo a la humanidad sino al planeta mismo.
¿Cómo y desde cuándo es que estamos abismados en esta etapa? ¿Cuáles son las peculiaridades específicas de la misma? Y sobre todo, ¿cuáles son en estos momentos las posibilidades reales de trascender esta etapa y qué camino debemos seguir para ello?
Retomando el tema de los ciclos relativos a las culturas, debe recalcarse que se trata de un proceso orgánico y no mecánico, y que por tanto, si bien la duración teórica que se atribuye a cada una de estas etapas es de 400 años, se trata de una cifra aproximada y no exacta. Por otra parte, tal y como ocurre en el caso del ciclo del ser humano —niñez, juventud, madurez y ancianidad—, el término de la última etapa no puede nunca fijarse con rigurosa exactitud, pues así como hay ancianos que fenecen antes de cumplir los 70 años, hay otros que mueren después de los cien. En igual forma, hay culturas que se extinguen antes de llegar a los 1000 años de haberse iniciado, mientras que otras rebasan sobradamente dicha cifra. Finalmente, y para complicar aún más las cosas, en algunas culturas llega a darse un fenómeno que podríamos llamar de "fosilización" y que consiste en que aun cuando la cultura ya ha muerto desde largo tiempo atrás, mantiene sin embargo una cierta forma externa que permite reconocerla y que en ocasiones lleva a la confusión, al atribuírsele una vida que en realidad ya no posee.
Quizás la mejor forma de llegar a entender lo que acontece en la actualidad sea mantener una visión de conjunto sobre lo que ha venido ocurriendo en el mundo a partir del siglo XVI. En este siglo tuvieron lugar acontecimientos que produjeron una auténtica mutación en la conciencia si comprendemos que dentro del organismo planetario la especie humana hace las veces del cerebro, nos será fácil deducir que mientras no tuvieron lugar los viajes de circunnavegación en torno al globo terráqueo que llevaron a la comprobada certeza de que la Tierra es redonda, ésta ignoraba su propia forma y no es sino hasta el mencionado siglo cuando cobra conciencia de la identidad de su ser.
En igual forma, es también en el siglo XVI cuando empieza a darse la posibilidad de interconexión entre la totalidad de los chakras de la Tierra. Hasta entonces dicha interconexión se había dado principalmente entre los tres chakras que bordean al Mediterráneo (egipcio, europeo y sumerio), así como entre los tres chakras Asiáticos (sumerio, chino e indo-tibetano). Las conexiones entre el chakra europeo y los dos chakras del interior de Asia habían sido esporádicas e intranscendentes y las conexiones entre los chakras americanos y los del resto del mundo prácticamente inexistentes.[3]
Ahora bien, ¿cuál era la situación prevaleciente en las diferentes culturas desarrolladas en cada uno de los chakras al momento de producirse la conexión entre éstos? Hagamos una breve revisión de la situación que guardaban las culturas de los distintos chakras en el siglo XVI:
1. Europa. La cultura minoica había muerto desde el siglo XII a.C. La cultura griega —que más bien deberíamos llamar grecolatina— había desaparecido en el siglo VI d.C. La cultura bizantina (nacida en el siglo i d.C.) se encontraba ya en su Etapa de Rebaño y la cultura occidental (de la cual podemos decir que nació en el siglo VI d.C., con la creación de los monasterios, siendo tal vez el primero el del Monte Cassino en el año 529) estaba a poco más de un siglo de haber iniciado su Etapa Humana. A partir del siglo XVI, la cultura occidental (una cultura basada en el Ósar), va a jugar un papel determinante en los acontecimientos mundiales; ello es resultado básicamente de dos circunstancias, una fortuita y la otra profunda. La fortuita es que dicha cultura poseía la tecnología militar más desarrollada. La profunda es que va a usufructuar la experiencia acumulada en el chakra europeo tras varios milenios de servir como puente de enlace entre los tres chakras del Mediterráneo.
2. Sumeria. En el siglo XVI, las culturas sumeria, caldea y persa, llevaban ya un larguísimo tiempo de haberse extinguido. La cultura árabe (surgida en el siglo VII d.C.) iniciaba su Etapa Humana y libraba una feroz contienda con la cultura occidental. El hecho de que fueran naves europeas y no árabes las primeras en llegar a América proporcionó a la cultura occidental una invaluable ventaja en dicha contienda. La Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571) determinó en forma concluyente cuál de ambas culturas jugaría un papel más relevante en los siguientes acontecimientos mundiales.
3. China. Las cuatro culturas florecidas en este chakra habían ya muerto en el siglo XVI. No obstante, restos fosilizados de la cuarta cultura poseían aún la fuerza suficiente para impedir la interconexión con energías provenientes de otros chakras. Existía toda una "ambientación" típicamente China que generaba la ilusión de una cultura aún viva, si bien todo esto era propiciado no tanto por los chinos de la región central del chakra, como por los pueblos situados en la periferia del mismo que deseaban ostentarse como herederos y depositarios de la cuarta cultura china (mongoles, manchúes, coreanos y japoneses).
4. Egipto. La primera de las cuatro culturas surgidas en Egipto se inicia con los faraones de la primera dinastía (al finalizar el cuarto milenio antes de Cristo), y la cuarta de dichas culturas concluye con los últimos gobernantes de la XIX dinastía (siglo XIII a.C.). A partir de esa época, el chakra egipcio se interconecta con otros subordinándose a la energía generada en éstos. Primero lo hace con el sumerio hasta el siglo I a.C. Luego con el europeo del siglo I a.C. al VII d.C. Después, nuevamente con el sumerio, convirtiéndose en una extensa región en donde se expande exitosamente la cultura árabe, siendo ésta la situación que prevalecía en el siglo XVI.
5. Indo-tibetano. La primera cultura de este chakra se inicia alrededor de 2500 a.C. En el siglo VII d.C., ya habían desaparecido tres culturas y la cuarta se encontraba en su Etapa Heroica. Es entonces cuando da comienzo una conflictiva interconexión entre este chakra y el sumerio, a través de incesantes luchas entre la cultura árabe y la cuarta cultura indo-tibetana. La cultura árabe no llegará nunca a prevalecer plenamente en este chakra, pero la interconexión proseguirá en el siglo XVI, época en que la cultura local estaba ya en su Etapa de Rebaño. En virtud de las condiciones tan especiales existentes en la meseta tibetana —que contribuyen a la preservación de todo cuanto existe—, se producirá posteriormente en ese lugar un proceso de fosilización de esta cultura.
6. Perú. El aislamiento en que funcionaron durante incontables siglos los chakras de América motivó que las culturas generadas en ellos poseyeran una originalidad muy especial que les llevó a sorprendentes realizaciones, principalmente en lo que se refiere al conocimiento de la forma en que funciona el Universo y a la compleja relación que existe entre el cosmos y los seres humanos. Al ocurrir en el multicitado siglo XVI el encuentro entre las energías generadas por los chakras americanos y las provenientes del chakra europeo, hacía ya mucho tiempo que la época del gran esplendor de las culturas americanas había concluido. En lo que respecta a las culturas sudamericanas, las culturas chavin y nazca se habían ya extinguido, subsistían residuos fosilizados de la cultura mochica, y la cultura quechua se encontraba en su Etapa de Rebaño.
7. México. En una fecha que hoy resulta prácticamente imposible intentar precisar, arribaron a las costas del actual estado de Veracruz un grupo de Altos Iniciados de las razas negra, blanca y amarilla. Fueron recibidos por los más elevados representantes de la raza roja, herederos de la espiritualidad alcanzada por culturas florecidas en un remotísimo pasado y de las cuales la Historia comúnmente conocida ignora hasta su nombre. Juntos, los iniciados de las cuatro razas dieron origen al nacimiento de una nueva cultura, la olmeca, misma que al igual que sus tres sucesoras se desarrollarían dentro del ya mencionado aislamiento. Al iniciarse el siglo XVI, la cultura olmeca tiene ya más de mil años de haber desaparecido. La cultura maya había sufrido un singular colapso, resultado al parecer de que, conocedores como ningún otro pueblo de cuanto atañe a la ciencia de los ciclos, los mayas habían determinado con matemática exactitud el instante en que se iniciaría su decadencia y no habían querido transitar por ésta. La cultura zapoteca había desaparecido, si bien subsistían restos fosilizados. Finalmente, la cultura náhuatl se encontraba en su Etapa Humana. Será a esta cultura a la que tocará hacer frente a la cultura occidental. El choque —violento y cruel— propiciará un mestizaje integral: fisico, cultural y espiritual.
Esta rápida revisión del estado en que se encontraban las distintas culturas del mundo en el siglo XVI nos proporciona el enfoque adecuado para comprender cuál era la situación prevaleciente en el planeta al iniciarse la interconexión de las energías provenientes de la totalidad de los chakras. En dicho siglo no existía ya ninguna cultura en su Etapa Sagrada o Heroica. Existían tres culturas en su Etapa Humana (árabe, náhuati y occidental) y tres culturas en su Etapa de Rebaño (bizantina, quechua y la cuarta cultura indo-tibetana). Existían también restos fosilizados de tres culturas (mochica, zapoteca y la cuarta cultura china). Toda esta diversidad de culturas daba a la humanidad un carácter plural y multifacético que resaltaba ante los ojos de cualquier viajero. En cada chakra prevalecían las diferentes manifestaciones culturales derivadas de las energías propias de ese chakra. Al principio muy lentamente (siglos XVI y XVII), luego rápidamente (siglos XVIII y XIX) y finalmente en forma vertiginosa (siglo XX), la interconexión entre las energías provenientes de los distintos chakras se intensifica. El mundo se "achica" y la humanidad se uniformiza. La economía y la política entran en un proceso de incesante reducción de cuanto es nacional o regional y de un incremento de lo internacional y planetario. Lo mismo ocurre en el arte, la ciencia y cualquier otra actividad.
La supremacía militar de la cultura occidental, que se inicia en el siglo XVI y para el XIX es ya incontrastable, le permitirá ir imponiendo al mundo entero sus patrones culturales, incluyendo su dominio político y económico. Las otras culturas no desaparecen, pero se van mimetizando al intentar copiar cuanto proviene de occidente. En el siglo XVIII, al iniciar la cultura occidental su Etapa de Rebaño, serán su estilo y forma de organizar a sus correspondientes rebaños los que serán tomados como modelos para hacer lo propio con cuanto grupo humano existe sobre la Tierra. Cualquier atento viajero del siglo XX pudo constatar que la humanidad se encontraba inmersa en un proceso de masificante uniformidad y que el modelo que se utilizaba para ello era el del Rebaño Occidental. Desde luego, existían y existen diferencias entre los rebaños. Algunos de ellos lograron organizarse en forma eficaz (como el norteamericano, el japonés y los de algunas naciones de Europa), lo cual les ha permitido imponerse a los demás rebaños, estableciendo en sus relaciones con éstos reglas que les resultan altamente favorables, pero todos, absolutamente todos los pueblos existentes sobre la Tierra al finalizar el siglo XX son igualmente rebaños, esto es, se encuentran cosificados y masificados, funcionan conforme a una escala de valores materialistas y en su inconsciente afán de dar satisfacción a sus instintos han propiciado una destrucción del ambiente a escala planetaria.
Tal vez la mejor forma de captar la realidad que prevalece actualmente en el mundo entero es la de establecer una comparación con lo que ocurría en el chakra europeo al finalizar la Etapa de Rebaño de la cultura grecolatina (siglo V d.C.). Como se recordará, el imperio romano era ya un enfermo incurable. Una permanente crisis moral mantenía sumida a la sociedad en degradante corrupción. Un descarado afán de lucro y de poder, unido a la falta de credibilidad en las instituciones gubernamentales y en todas las ideologías, generaba incesantes crisis políticas. La deshonestidad de las autoridades propiciaba inflación y continuas devaluaciones. Tras devastar los bosques y dejar yertos y abandonados los campos de cultivo, la población se concentraba en ciudades cada vez más grandes e insalubres. Todo era masificación y destrucción, inclusive la forma de divertirse en los sangrientos espectáculos del circo romano.
Mientras llegaba el momento de que las corrompidas estructuras del imperio y de toda la cultura grecolatina se desmoronasen ante el simple empuje de unas tribus bárbaras, el germen de una nueva cultura se había ido formando en el seno de la sociedad que agonizaba. Para los efectos de la verdadera Historia —la que relata la progresiva ampliación de la conciencia humana—, hacía ya tiempo que los emperadores, altos funcionarios y demás potentados no tenían relevancia alguna. Los auténticos forjadores del futuro eran los anónimos y perseguidos integrantes de los pequeños grupos de cristianos, pues serían ellos los que darían origen a la nueva cultura, la cultura occidental.
Algo del todo semejante a lo que ocurría en el chakra europeo en el siglo V d.C. está sucediendo actualmente en todo el mundo. Las culturas surgidas en los distintos chakras se encuentran instaladas en plena Etapa de Rebaño, intentando reproducir al máximo posible el modelo del Rebaño Occidental. Esto es lo que explica el estilo de vida que prevalece hoy día, así como la mayor parte de los sucesos de nuestra época. Las obras arquitectónicas que se erigen por doquier reflejan muy claramente la mentalidad de rebaño que nos rige. Todos los grandes conjuntos habitacionales que se construyen en las afueras de las grandes ciudades son monótonas e iguales; al observarlos, uno no puede saber si se encuentra en Madrid, Bombay o Buenos Aires. iQué diferencia con las construcciones de estas mismas ciudades edificadas hace menos de un siglo, poseedoras de un estilo e individualidad que todavía eran humanos!
Desde luego, las obras arquitectónicas no son sino un ejemplo más de entre los múltiples que existen al respecto. Esta misma monótona masificación que se observa en las construcciones es aplicable a cuanto nos rodea. En todo el mundo se practican los mismos deportes, se toca la misma música y se utilizan idénticas prendas de ropa. La gran "aldea planetaria" a la que aludiera McLuhan es ya una realidad.
Junto a esta uniformidad que ha ido englobando a la humanidad entera, destaca también como signo característico de nuestros tiempos la sistemática destrucción de los recursos naturales que a escala mundial llevan a cabo todos los rebaños humanos. Nada escapa a su desaforada actividad. Devastación de bosques y selvas, creciente erosión y abandono de tierras labrantías, sobreexplotación de mantos acuíferos para satisfacer la insaciable sed de las manchas urbanas siempre en expansión. Hasta la capa atmosférica y los grandes océanos se han visto dañados por la contaminación generada por la inconciencia humana.
Las perspectivas del futuro serían del todo sombrías si no supiéramos que es ley natural que la vida surja de la muerte. Esto significa que si en la actualidad todas las culturas que aún subsisten se encuentran en su etapa final o de Rebaño, existe la posibilidad de dar inicio en cada uno de los chakras de la Tierra a una nueva cultura en su correspondiente Etapa Sagrada, lo que llevaría a la humanidad a una auténtica Edad de Oro, pues se produciría una sincronización en lo sagrado a escala planetaria.
¿Cuáles son las probabilidades de que pueda darse en un cercano futuro un renacimiento espiritual de carácter mundial? Para intentar dar respuesta a esta pregunta se requiere una previa comprensión de lo que son los Círculos Internos y de las trascendentales funciones que éstos realizan.
 
[3] La veracidad de estas afirmaciones no se modifica por la posibilidad de que en un remoto pasado, que la Historia no registra, haya existido alguna intercomunicación entre las culturas de América y las del resto del mundo. El hecho es que para el siglo XVI hacía ya muchísimo tiempo que dicha intercomunicación se había perdido del todo.