Las antiguas culturas de la India desarrollaron profundos conocimientos sobre los aspectos más sutiles de la naturaleza humana. Uno de ellos es el relativo a los chakras, o sea, los centros nervofluídicos que mantienen una estrecha relación con las glándulas de secreción interna y cuya progresiva reactivación va marcando el nivel de desarrollo interno de una persona. Existen siete chakras principales y cada uno de ellos tiene funciones y características específicas. Cada chakra está compuesto por varios miles de pequeños puntos en donde la energía se percibe, concentra y transforma. Existen también un sinnúmero de nadis o canales que conectan los puntos entre sí, siendo esta intercomunicación la que permite el funcionamiento del chakra como un todo.
En forma semejante a lo que ocurre en el humano, en el organismo de la Tierra existen siete chakras particularmente importantes por lo que hace a la abundancia de puntos receptores y transformadores de energía. Su localización resulta en extremo sencilla, basta con observar cuáles han sido a lo largo de la historia las zonas del planeta en donde han florecido las culturas cuya existencia ha permitido el progreso de la humanidad. Con base en dichas observaciones encontramos que los chakras de la Tierra son los siguientes:
1. Europa: abarca prácticamente los mismos límites que posee el continente que se designa con idéntico nombre.
2. Sumeria: comprende todo lo que se conoce como cercano y medio Oriente.
3. China: incluye no sólo la nación del mismo nombre, sino también Manchuria, Mongolia, Corea y Japón.
4. Egipto: aun cuando sus nadis más importantes están concentrados a lo largo del río Nilo, de hecho los imprecisos límites de este chakra abarcan una extensa región del norte y centro de África.
5. Indo-tibetano: este chakra comprende buena parte del centro y sureste asiático.
6. Perú: no sólo abarca la región donde se encuentra la nación que lleva este nombre, sino prácticamente toda la porción sur del continente americano
7. México: los nadis que integran este chakra están distribuidos en el norte y centro de América.