10 Recapitulación y conclusiones
1. Un milenio de historia concluye y otro se inicia. Conviene hacer un alto en el camino e interrogarnos sobre lo que realmente está ocurriendo en el mundo; sólo así lograremos ajustar nuestra conducta a las exigencias y posibilidades de la época —sin lugar a dudas excepcional— en que nos tocó en suerte vivir. Ahora bien, para poder alcanzar una visión de conjunto de las diferentes fuerzas que interactúan ya en la gestación de los próximos acontecimientos, se requiere antes que nada despojarse de prejuicios y falsos enfoques en lo que atañe a la valoración de los hechos históricos.
2. La visión eurocentrista de la Historia —o sea, la del pretender considerar a los acontecimientos de una sola región como Historia Universal— debe superarse y ser sustituida por otra de alcances planetarios, que perciba a la Tierra como un ser vivo y a la humanidad como un todo. Dentro de esta superior cosmovisión habrá que prestar especial atención al desarrollo de las altas culturas que se han dado en diferentes tiempos en los siete chakras de la Tierra: Europa, Sumeria, China, Egipto, Tíbet-India, Perú y México.
3. La marcha de la historia no es lineal sino en espiral; esto significa que la especie humana —y en última instancia todo cuanto existe— está sujeta a ciclos que incluyen progreso y decadencia, evolución e involución.
4. Hay ciclos que son consecuencia del proceso de desarrollo interno de la humanidad y otros que son resultado de influencias cósmicas. Uno de estos últimos es el que se refiere a las denominadas "eras". La era anterior fue la de Piscis, duró 2 mil años y concluyó el 21 de marzo de 1948, fecha en que dio comienzo la Era de Acuario, que tendrá también una duración aproximada de 2 mil años. Durante esta era, y a resultas de las características del signo de Acuario, se propiciarán la ciencia, la inventiva, la aplicación de la inteligencia racional y los afanes libertarios.
5. Siempre que se consigue la reactivación de un chakra planetario existe la posibilidad de que nazcan y florezcan cuatro culturas. La tónica, identidad y diferencias entre estas cuatro culturas estarán dadas por lo que en la tradición hermética se conoce como las cuatro palabras clave: Callar, Saber, Amar y Osar
6. Hay cuatro etapas o edades en lo que se refiere al surgimiento, crecimiento, decadencia y muerte de cualquier cultura. En algunas tradiciones se utilizan los términos de edades de Oro, Plata, Bronce y Hierro, para designar a las cuatro diferentes etapas por las que atraviesa toda cultura. Otras tradiciones prefieren utilizar los términos de Sagrada, Heroica, Humana y de Rebaño, para identificar dichas etapas. En la actualidad, todas las culturas se encuentran en su Etapa de Rebaño; eso explica el materialismo y la masificación que predominan por doquier.
7. La reactivación de los chakras de la Tierra y la gestación de nuevas culturas requieren de titánicos esfuerzos; las tradiciones sagradas de todos los tiempos coinciden en afirmar que estas labores se pueden llevar a cabo gracias a la existencia de Círculos Internos Terrestres y Celestes. Pertenecen a los primeros todos aquellos seres humanos que alcanzan en vida un desarrollo espiritual excepcional. Conforman a su vez los Círculos Celestes seres que ya no son ni materiales ni mortales y que constituyen una jerarquía en cuya cúspide se encuentra Dios.
8. El final de la Era de Piscis y el inicio de la Era de Acuario trajeron consigo un cambio en lo tocante a la forma como nuestro planeta percibe las energías provenientes del cosmos que lo mantienen con vida. En la era anterior el principal centro receptor de dichas energías fue la Cordillera de los Himalayas. En la presente era corresponde el turno de ejercer idéntica función a la Cordillera de los Andes. Transformar el proceso de recepción de esas energías en un aprovechamiento de las mismas para impulsar la evolución de la humanidad, constituía una elevadísima misión que sólo podía ser encomendada a un ser, proveniente de los Círculos Celestes, que encarnase transitoriamente sobre la Tierra. Ese ser fue Regina.
9. El 2 de octubre de 1968 marca el inicio no sólo del despertar del chakra de México, sino el comienzo de un proceso de renacimiento espiritual que intentará abarcar a todo el planeta, pues en virtud de la actual etapa evolutiva de la Tierra, todo cuanto ocurre en ésta se inserta en una conciencia que ya no es local sino mundial. Con base en el cada vez más evidente incremento de conciencia que se ha venido dando a partir de esa fecha, podemos justificadamente suponer que el proceso de emergencia de lo sagrado continuará manifestándose en forma siempre creciente, de tal manera que será a lo largo del siglo XXI cuando dicho proceso transforme radicalmente la faz y la conciencia de la Tierra.
10. El análisis de los signos de los tiempos permite ya señalar, con toda claridad, cuáles son las conductas acordes con las fuerzas que están construyendo el futuro y cuáles las actitudes que intentan perpetuar un pasado llamado a desaparecer. Todo lo relativo a la actual Etapa de Rebaño en que están sincronizadas las distintas culturas será superado y caerá paulatinamente en el olvido. Por el contrario, cuanto tiene que ver con la creación de una nueva espiritualidad, ecuménica y planetaria, constituye el impulso cósmico fundamental que irá creando, gradualmente, una auténtica Edad de Oro para toda la humanidad.